jueves, 17 de enero de 2013

17 de enero, San Antón y "matapuerco"

Recién pasadas las Fiestas Navideñas y empezando ya el año, nos acercamos al 17 de enero, día de  San Antonio Abad.  Cuenta la leyenda que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos, que estaban ciegos, en actitud suplicante, el Santo curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de las alimañas que se le acercaban.  Será por eso que se suele representar a San Antonio con un cerdo a sus pies y se le venera como patrón de los animales.  Este día es costumbre visitar las Iglesias con las mascotas, para que sean bendecidas y encomendadas a él para su protección.


Para Higueras San Antonio Abad es su Santo Patrón y tradicionalmente era cuando se procedía a subastar los congletes, después de la correspondiente misa y procesión.  En la actualidad estos festejos se han traspasado a la segunda semana del mes de agosto, por ser unas fechas en las que hace mejor tiempo y también porque las vacaciones propician que los que viven lejos puedan acudir a celebrarlos.

Antaño era una necesidad, para la supervivencia de la familia, que en cada casa se criaran animales: gallinas, conejos, ovejas y, si se podía, también un "cerdico" que se sacrificaba ese día. Bien es sabido el dicho "que del cerdo se aprovecha todo" así que todo lo que salía de allí debía de durar bien, bien, hasta la próxima matanza.

Todo el proceso era un ceremonial, ya unos días antes, en los que se iba saciando al puerco para que estuviera más gordito, se procuraban especias y aderezos para los embutidos y se preparaban cuidadosamente las jarras en las que se conservarían los alimentos obtenidos  después de la fritura: lomo, costillas, longanizas, morcillas y demás.

Llegado el momento del lance siempre se podía contar con la experiencia de un valiente matarife, que con un buen plato de comida ya se sentía más que pagado.

Las mujeres tenían mucha faena y se quitaban el frío de enero lavando en el barranco la tripa, que sería usada para los embutidos.

Las familias se juntaban para ayudarse en la tarea, que bien podía durar desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche. Había que cocer la carne, picarla y ponerla en la embutidora, atar la tripa..., todo en un tremendo frenesí en el que mucha gente era poca. (En nuestro museo podemos contemplar una picadora y una embutidora).


Días más tarde le seguiría la fritura, y el pueblo entero olía a cebolla y morcilla.

Hemos de agradecer a la Peña de San Antón que haya recuperado, desde hace unos años, la tradición de la fiesta (que este año se celebrará el sábado día 19) y la elaboración del embutido, como se hacía antes.

Y como no solo de pan vive el hombre:

"A todo cerdo le llega su San Martín" Anónimo  (En nuestro caso es San Antón)

"A cada lechón le llega su San Antón"  Anónimo (Éste sí)

"No llenarás bien la panza, si no haces una buena matanza"  Anónimo

"Cuando se mata al gorrino o se muere la abuela, no se va a la escuela"  Anónimo

"Gorrino que en la mesa chilla, ya está oliendo a morcilla"  Anónimo